Cecilia Alemano
82 páginas
Cuentos

Entonces la vi a mamá. Estaba arrodillada junto a la lápida. La mariposa negra había vuelto. Ahora aleteaba sobre el nombre de papá. A mamá ya no parecía importarle que se le ensuciara la pollera con la tierra húmeda. Se inclinaba más y más sobre la lápida, ladeaba un poco la cabeza y sonreía de un modo extraño. Dejó caer la cartera, estiró los dedos. La mariposa se dejó agarrar.

Leo el título: Un mundo hermoso. Es transparente, sencillo, agorero de una dicha al alcance de la mano. Sin embargo me inquieta: demasiado sencillo, me digo: amenaza guardar algo perturbador detrás de tanta luz. Y ahí voy a encontrar la clave de este libro. Los ámbitos en que suceden sus cuentos son cotidianos, los acontecimientos que se narran prescinden de estridencias. Y sin embargo, desde el trasfondo de sus historias, en cualquier momento nos puede golpear la desolación, o el desencuentro, o el resplandor fugaz de la alegría, o la herida de una injusticia social, o el empecinado deseo de ser feliz. Hay tanta sutileza y tanta sabiduría en la escritura de Cecilia Alemano que le basta una mariposa negra o el jugo de una lata de arvejas para sugerir el amor o el desamor que anidan en un ser humano. Pequeños milagros de este libro hermoso e intenso. Leerlo es una celebración. 

Liliana Heker

Un mundo hermoso - Cecilia Alemano

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Entonces la vi a mamá. Estaba arrodillada junto a la lápida. La mariposa negra había vuelto. Ahora aleteaba sobre el nombre de papá. A mamá ya no parecía importarle que se le ensuciara la pollera con la tierra húmeda. Se inclinaba más y más sobre la lápida, ladeaba un poco la cabeza y sonreía de un modo extraño. Dejó caer la cartera, estiró los dedos. La mariposa se dejó agarrar.

Leo el título: Un mundo hermoso. Es transparente, sencillo, agorero de una dicha al alcance de la mano. Sin embargo me inquieta: demasiado sencillo, me digo: amenaza guardar algo perturbador detrás de tanta luz. Y ahí voy a encontrar la clave de este libro. Los ámbitos en que suceden sus cuentos son cotidianos, los acontecimientos que se narran prescinden de estridencias. Y sin embargo, desde el trasfondo de sus historias, en cualquier momento nos puede golpear la desolación, o el desencuentro, o el resplandor fugaz de la alegría, o la herida de una injusticia social, o el empecinado deseo de ser feliz. Hay tanta sutileza y tanta sabiduría en la escritura de Cecilia Alemano que le basta una mariposa negra o el jugo de una lata de arvejas para sugerir el amor o el desamor que anidan en un ser humano. Pequeños milagros de este libro hermoso e intenso. Leerlo es una celebración. 

Liliana Heker